Décima tradición

No a la manipulación. “El grupo no tiene opinión sobre asuntos ajenos a sus actividades; por consiguiente, su nombre nunca debe mezclarse en controversias públicas”. Esta tradición está basada en la experiencia de apoyar, como grupo, una causa noble donde al final se vieron manipulados y ellos mismos se autodestruyeron al intentar inculcar unas buenas formas de comportamiento que exigía alinearse a unas ideas. Los intereses políticos, religiosos, económicos o de poder siempre están al tanto de buscar aliados, aunque sus ideales sean muy nobles, el grupo se arriesga de estar abocado a su desaparición. El bienestar y los intereses del grupo deben primar sobre los personales. Para ser realista, que poco poder tengo como persona, pero mis sueños me engañan haciéndome creer más poderoso de lo que soy. Siento que solo tengo algo de influencia en las cosas que pasan muy cerca de mí y solo a través de mi comportamiento puedo cambiar algo, primero a mí, después a los muy cercanos. Cuando salgo a la Naturaleza me doy cuenta de lo insignificante que es mi poder, de que lo único a lo que puedo aspirar es a poner mi buena voluntad en cambiarme yo, lo cercano a mí y aceptar lo que sucede a mi alrededor y en otras partes. Creo que ser consciente de esta limitación me permite estar más cerca de la buena vida.