Poder distanciarme emocionalmente de las personas a las que quiero, no involucrarme tanto en sus estados emocionales, a la vez que les demuestro mi interés por ellas, mi amor. Esto hace que pueda actuar, sin dejarme llevar por la impaciencia de querer solucionar el problema, ya; lo que perturba, lo que sea, sin caer en el apasionamiento. He visto cómo cada vez que intento ayudar, involucrándome emocionalmente, lo que consigo muchas veces es lo contrario, el conflicto. Aunque parezca más contradictorio, es más eficaz ayudar desde una posición neutra, en la que puedo ver lo que sucede sin interferencias emocionales; así como un médico puede analizar a su paciente, aunque esté llorando de dolor, con calma, sin querer buscar una solución ya, sino siguiendo los pasos para poder dar bien con el diagnóstico, así es la postura más eficaz sobre las personas a las que quiero; la diferencia es que ellas me tienen siempre cerca, pero justo por eso debo saber no caer en los enredos emocionales. Tomar la actitud de vivir mi vida, dejar vivir la de los demás, aceptar que nada es perfecto, que las otras personas también tienen sus momentos buenos, malos; buscar mi sano juicio para no empeorar las cosas, los problemas, para poder elegir lo que me conviene. Esperar al mejor momento, ese en que nuestras emociones están tranquilas, para hablarlo, tratar el problema. Derrotarme ante la impaciencia me acerca a la buena vida.
