En este Paso Once, a través de la meditación, comienzo a ver que puedo ser feliz si logro vivir el momento presente. Cuando mis pensamientos se van al pasado, al futuro, a las preocupaciones, a los miedos, a las cosas que tengo que hacer, a otras cosas sin sentido, en esos momentos no puedo ser feliz porque mi mente está ocupada en pensar. Con la meditación consigo percibir más el momento presente, sentir mi cuerpo, darme cuenta, cuando abro mis ojos aparece un mundo lleno de colores y formas. Liberarme de muchos de los pensamientos hace que me sienta más en contacto con la vida, con sentir que estoy vivo. Al sentir el momento presente recupero la calma, necesaria para entrar en un estado de felicidad. Con la meditación estoy viendo como ser feliz depende de mí, no tanto de las circunstancias externas, al vivir el momento presente puedo darme cuenta de que tengo muchos motivos para ser feliz, mi corazón funciona, mis piernas andan, no tengo dolores, mis órganos están en buen estado, mis sentidos pueden percibir el exterior, mi cuerpo está sano. Mi mente se ha convertido en una aliada, ya no es aquella mente que me autodestruía, ahora puedo cuidarme. Disfrutar de esto en el momento presente me lleva a un estado de bienestar en el que, para mi sorpresa, lo consigo sin nada más que lo que llevo encima, no necesito ningún estímulo exterior para generarlo. Lo que más valoro de esta felicidad es que no necesito tener, ni hacer cosas, basta con que me ponga a caminar, prestando atención a cada paso que doy, liberándome de pensamientos, disfrutando de cada paso, sin prisas, noto mi respiración y me reconforta, me siento a gusto en mi cuerpo. Es un estado al que puedo ir en cualquier momento, mi mente se serena y ayuda a mi cuerpo a estar tranquilo. Cuando doy un paso me siento fresco, estable, calmado, alegre, siento el aire que me da en la cara, veo el cielo, las nubes, me siento libre, siento a cada paso que doy el contacto con el suelo, sin querer llegar, sin prisas, solo importa el momento presente.
