Es lo que hago o digo lo que puede hacerme sentir mal, nadie me exige hacer o decir cosas, es mi propio carácter impulsivo el que me lleva a hacerme daño. Cuando estoy más receptivo, escuchando sin juzgar, haciendo sin manipular, mi mente descansa, cuando no intento cambiar a las personas o cosas y las acepto como son, es cuando mi mente está tranquila y tengo un estado de paz. La impulsividad es la causa de uno de mis grandes problemas, los remordimientos, la única manera de que esto no pase es derrotarme ante ella, es saber que cada vez que aparece me vence, me hace sentir mal. Cuando me doy un tiempo para madurar las cosas, cuando no reacciono en el momento, parar y pensar ante críticas a otras personas porque no se hace lo que yo quiero, o cualquier cosa parecida como manipular situaciones, si en esos casos me doy un tiempo para decir o hacer, después me siento mejor. Es cuando no dejo que la impulsividad aparezca cuando me libero de ella. La impulsividad, la precipitación, la falta de autocontrol me ha hecho agredirme a mí tanto como a los demás. El ser consciente de esto, darme cuenta, identificarla como la causa de lo que me produce daño es lo único que me puede permitir saber porqué me agredo y agredo a los demás, es a partir de ahí cuando puedo avanzar y me ayudo a tener una buena vida
