Mi motivación se suministraba de dos fuentes de energía, el éxito y el fracaso, son ellas las que me hacían moverme, mi mente respondía a su energía y me ponía en acción. Desde el momento en que dejo de ambicionar desaparece una de mis grandes motivaciones, dejo de estar activo. El temor al fracaso, a las relaciones, a lo que sea, una vez que desaparece el temor necesito otras motivaciones. Mi estado natural de comportarme me llevó a un problema existencial, en esa situación siento un temor a lo que lo produjo, es entonces cuando me pongo en acción, con ayuda lo supero, entonces mi motivación para estar en acción desaparece, vuelvo a comportarme como en mi estado natural para volver a otro problema existencial. Ahora ya no busco el éxito y ya no me angustia tanto el temor al fracaso, me sigo moviendo pero por la inercia de mi estado anterior. Creo que compartiendo con otros me daré mejor cuenta de lo que hago y digo, necesito ser consciente de esta situación para cambiar la motivación que me producían el temor y la ambición, por otra motivación, más social, que me mueva hacia prestar mi apoyo en mi entorno, ayudar para acercarnos a la buena vida. Ha sido mucho lo que me han ayudado cuando lo he necesitado para que yo no lo devuelva de la misma manera. Buscar otras fuentes de motivación me acerca a la buena vida.
