Creo que ser gordo durante mi infancia marcó la forma en cómo me relacioné con los demás; utilicé formas enfermizas de relación como el querer ser como los demás para que me quisieran más, tome una postura masoquista ante mí mismo, desprestigiándome ante los demás, permitiéndoles quedar por encima, buscando yo quedar por debajo, atrayendo sobre todo a personas conflictivas. Esta forma enfermiza de relacionarme produjo comportamientos autodestructivos que me llevaron a la ruptura con los demás. Si mis hábitos eran tener pensamientos negativos hacía mí, estaba enviando mensajes a los demás de que también podían tratarme con comportamientos negativos. Soy yo el primero que marcaba la forma de cómo quería que me tratasen los demás; si yo mismo resto importancia a lo que hago, los demás se la quitarán; si yo me maltrato, los demás me maltratarán. No puedo pedir a los demás que hagan por mí lo que ni yo mismo hago, no puedo pedir que me quieran si yo no me quiero, no puedo pedir que me respeten si yo no me respeto, No se trata de engrandecer mi ego, se trata de tener unas relaciones sanas. Ahora soy consciente de esto, puedo marcar mis límites, poner límites a los demás, puedo buscar acuerdos para una buena relación, ser asertivo, manifestar lo que pienso sin ira, buscar ser fiel a mí mismo. Aunque no siempre lo consigo soy consciente de cuando vuelvo a comportamientos anteriores, esos que me alejan de la buena vida.
