Para amar hace falta comprender. Al igual que me comprendieron cuando llegué a los grupos, esa fue la forma en que pudieron amarme, ellos me comprendían, aunque yo tenía una idea equivocada de lo que me pasaba, mi sentimiento era de ser indigno, el de ellos, que estaba enfermo. Esta nueva forma de ver a los demás, de intentar tener relaciones sanas y afectuosas basadas en la comprensión, me ayuda a ver a los demás con otros ojos. Cuando alguien me hace daño, necesito comprenderle para ayudarle a que deje de hacer daño, a mí, a él, a los demás. Mis comportamientos de reacción no me han aportado nada bueno, pero sí he creado mucho sufrimiento. Cuando no comprendo porqué esa persona hace daño, entonces sale de mí el rechazo, el agravio, la ira, todos los comportamientos que en vez de ayudar, perjudican, a mí, a los demás. Al igual que en El Programa de Doce Pasos he necesitado comprenderme para perdonarme, para quererme; necesito comprender el motivo por el que los demás hacen daño para lograr no reaccionar, esta es una actitud hacía mí amorosa. Pase lo que pase después, lo primero que logro hacía mí es demostrarme que me quiero, al poder liberarme de lo que me hace daño de los demás; lo segundo, si la persona me importa, poder ayudarla a liberarse de su sufrimiento. Así lo hacen en los grupos, a través de comprender lo que me pasaba, me pudieron ayudar. Comprender a los demás me acerca a la buena vida
