Paso Once IX, autoridad

En este paso vuelvo a manifestar la intransigencia ante la autoridad, esta vez en forma de conocimiento. Un grupo de personas con una finalidad, vivir mejor. Un compañero y yo ponemos en marcha un grupo de trabajo. Con la participación de todos creamos el formato de las reuniones. De alguna forma me hacen, o me siento, uno de los protagonistas. Comienzan las reuniones, el compañero que más experiencia tiene asume un protagonismo en el grupo que me hace estar incómodo, noto que se aleja del formato aprobado, utiliza más tiempo de lo acordado, intenta enseñarnos lo que sabe, aunque sé que su intención es buena, la situación me supera, se lo hago saber a él, al grupo. Noto como la mayoría valora el trabajo que está haciendo y les gustaría que siguiera. Un sentimiento me dice que ese no es el camino, intento convencer al grupo de ello, solo una persona me deja entrever que está de acuerdo. Para llegar a este momento he creado un conflicto con mi compañero; he hecho sentirse incómodos a una parte del grupo. Siento que no tengo el apoyo para intentar cambiar, imponer mi criterio. El daño está hecho. Ahora me tocaría reparar, pero me siento manipulado, utilizado para formar un grupo que no se basa en el formato de El Programa de los Doce Pasos; siento que persigue fines más personales. Mi reparación no sería sincera, mejor apartarme, seguir mi camino, seguir mi sueño de montar un grupo de Paso Once basado en El Programa de los Doce Pasos, sin autoridad, sin personalidades. Sé que tengo un problema con la autoridad, por eso en estos grupos he logrado estar, en enero haré 30 años; no lo habría conseguido con personas que quisieran dirigir, hacer de líderes.