Paso Once LX, compasión III

Aprender y practicar la compasión mejora mi Salud, con la misma evidencia que la mejora el ejercicio físico y una dieta saludable.
Todos tenemos las semillas de la violencia y de la compasión, para que la compasión crezca es necesario regarla, y esto se logra con el consumo consciente.
La compasión está hecha de comprensión y amor pero también de elementos que no son compasión, como la ira y la violencia, que producen sufrimiento.
Sin sufrimiento no hay compasión. Una persona que sufre también hace sufrir a los que tiene cerca; la manera de como se manifiesta la compasión es comprendiendo su sufrimiento y entonces ya no estaremos enfadados con ella, la intentaremos ayudar, abrazando su sufrimiento.
Pero para poder ayudar a otra persona, primero necesitamos comprender nuestro sufrimiento, reconocerlo a través de la atención a la respiración, por ello es básico la práctica de mindfulness, y abrazar nuestro sufrimiento, comprenderlo y saber porqué se produce. Cuando seamos capaces de hacerlo con nosotros mismos podremos hacerlo con nuestra pareja, hijo, madre.
El problema es que cuando sentimos el sufrimiento lo tapamos con música, tv, internet, libros, revistas, conversaciones, por eso es tan importante, el consumo consciente por un lado, y por otro lado  la práctica de la meditación, sentada, caminando, en las cosas que hago y digo durante el día.
La compasión se ve muy fácil en el comportamiento de una madre hacia su pequeño, cuando este llora la madre reconoce que está mal, lo abraza, e intenta comprender el motivo de su llanto, con esto puede lograr ayudar, con compasión, a su pequeño. Por este motivo es tan importante conectar con nuestro niño interior; para ayudar a otra persona necesitamos ser compasivos primero con nosotros mismos.

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