Paso Once LXIX, mi niño interior XVI

Mi niño interior me ayuda a estar mejor conmigo, y con él. Cuando los dos estamos bien las palabras que me salen son desde el amor. Cuando estamos mal, la manera de cómo me puedo recuperar para poder decir palabras amorosas es sanando mi sufrimiento, ver qué lo produce y practicar para liberarme de eso. 
Los preceptos conviene tenerlos como los comportamientos deseables que me acercan a la buena vida, pero son teoría, cumplirlos o no depende de mí práctica.
Este Paso Once me dice que la oración diaria me ayuda a estar mejor, en ella he introducido el habla amorosa y la escucha profunda.
Una persona que sufre, hace daño, lo que dice es la manera en que manifiesta su dolor, palabras de desconfianza, palabras de enfado, de ira, y otras.
Cuando siento que algo me molesta, que me irrita, que me afecta, lo mejor que puedo hacer es no decir ni hacer nada, mantenerme en silencio y si fuera muy fuerte irme a otro lado para reconocer, abrazar y calmar la emoción que me produce ese sufrimiento, esa es la manera de sanar.
Cuando siento una emoción dolorosa, también puedo practicar, la atención a la respiración, con este ejercicio “inspirando siento mi emoción dolorosa, expirando calmo mi emoción dolorosa “.
La respiración consciente es la práctica diaria, que me ayuda a tener la habilidad de gestionar esa fuerte emoción, cuando se presenta.