Hasta que con 29 años no entre al Programa de los Doce Pasos, no tome consciencia de que necesitaba saber quién era para liberarme de mis emociones negativas, de mis comportamientos que hacen daño. Entonces comencé una búsqueda de mi mismo. Me costo ver mi parte mala, esa que nunca me atreví a mirar de frente, pero con ayuda de los grupos y del programa pude superar el temor a verme tal como era en ese momento, y también vi el origen de los comportamientos dañinos, que se fueron incorporando a mi manera de ser. Han tenido que pasar muchos años para poder libérame de la mayoría de esas emociones negativas, que me impedían estar a gusto conmigo. Ahora, que he conseguido un bienestar en mi vida, sigo buscando, y lo hago aumentando el contacto con mi niño interior, en él veo la realidad de quien soy, sin las máscaras que he ido llevando para relacionarme con los demás.
Veo a mi niño interior una persona auténtica, amoroso, atento, tranquilo, obediente, soñador, risueño, alegre y cariñoso, y al aumentar mi contacto con él espero poder ver su parte oscura, la que se siente vulnerable, temerosa, la que hace daño, la que recibió de sus padres y de todos sus antepasados, que han ido pasándosela de padres a hijos hasta el último eslabón, yo, que se la he pasado a mis hijos, pero que les intentaré ayudar a liberarse de ella.
