Paso Once LXXXV, mi niño interior XXIII

El budismo me enseña a disfrutar de las cosas que ya tengo. Todos anhelamos la felicidad y el budismo me dice que no hay dualidad, no hay un camino para la felicidad, sino que la felicidad es el camino. La manera en como práctico esto es a través del mindfulness. Cuando camino llevo mi atención al momento presente, y siento que cuerpo y mente se unen, en ese momento me siento bien, a gusto conmigo, tengo un sentimiento de bienestar, de felicidad. Al darme cuenta de esto, soy consciente de que para conseguir la felicidad me bastaría con alargar ese momento, no necesito nada más. Pero para estar bien conmigo, antes necesito llegar a quererme, sino, buscaré en otras cosas, como en el poder, el dinero, la fama, o en otros lugares ese amor.
El budismo me indica que el camino más corto para amarme es cuando entro en contacto con mi niño interior, así puedo alimentarme de emociones amorosas. Es muy fácil mostrar amor y ternura hacia un niño, y al conectar con el niño que está dentro de mi, crecen los sentimientos de amor, me alimento de amor y de esta manera puedo dar a los demás lo que llevo dentro.
Cuando tengo buenos sentimos hacia mí mismo, entonces comienzo a estar bien en cualquier sitio, y no echo en falta nada más que lo que tengo en ese momento disponible. Si estoy solo, a través de mis sentidos; y si estoy en compañía, sintiéndome presente para él o ella.