Estoy viendo cómo personas que están cerca de mí van mejorando las relaciones con su madre, padre, parejas, su ex, hermanos, hijos, amigos, compañeros de trabajo, con los demás. En ellos veo que El Programa de los Doce Pasos funciona. También veo que antes de lograr estas buenas relaciones, estas personas han tenido que estar bien con ellas mismas. Veo que cuando logro tener buenas relaciones con los que están conmigo me tratan mejor, es el comienzo de un cambio, el suyo, cuando comienzan a ver que es importante hacer cosas para aprender a saber relacionarse. Veo que cuando yo me transformo en un mejor compañero de viaje, estas personas cercanas no son ajenas a este cambio; ellas van viendo otra forma de relacionarse, una en la que los conflictos comienzan a disminuir, donde cada vez los enfados se manifiestan menos, donde las palabras afectuosas son más abundantes, donde los buenos sentimientos son más visibles. Es una nueva forma de relacionarse en la que nos hacemos saber lo importante que somos el uno para el otro. Donde la salida de tono, del otro, se toma como algo por lo que, él o ella, lo está pasando mal, le está haciendo daño; no se toman como algo personal, como un ataque personal, sino como un sufrimiento que esa persona no está sabiendo gestionar y lo demuestra de esa manera. Cuando una persona cercana me dice que está cambiando la relación con una persona que quiere, pero que antes era imposible demostrarla amor, y que ahora está viviendo una especie de milagro en esta nueva forma de relacionarse; siento que estoy en el camino de la buena vida.
