Paso Once XII, viaje a mi interior

En este Paso Once continuo el viaje hacia el interior de mí. La meditación me está permitiendo llegar a mi infancia, sin agredirme; con amor hacia ese niño que fui; al que abandoné para intentar conseguir un éxito que nunca llegó. Ahora con la meditación, de una manera amable, voy trayendo conmigo a ese niño que fui. Todos los días le presto atención a través de mi oración diaria; en ella me pido que cada vez que sienta que algún defecto de carácter se va a manifestar, además de derrotarme ante él, intente llevar la atención a la respiración para sentir mi cuerpo, el cuerpo del niño que fui y que veo cómo todavía sigue en mí. En mi niño interior he encontrado un compañero de viaje; un amigo con el que acabé mal pero que ahora la vida me permite reconciliarme con él, poder disfrutar de lo que estoy viendo en él; en como era yo de pequeño, un buen niño, cariñoso, amable, alegre; con sus partes malas que tuvieron que soportar, sobre todo mi hermano. En este Paso Once estoy disfrutando de algo inesperado, la compañía de la persona que fui de pequeño. A través de la meditación puedo conectar con él. Antes de este paso pensaba que ese niño ya no era yo, pero ahora veo cómo sí sigue en mí, no ha dejado de existir; todavía puedo hacerle volver a mí, pedirle que me acompañe en la cosas que hago durante el día, cuando voy al trabajo, a la montaña, con amigos, cuando estoy solo, en cualquier otro momento. Ahora me proporciona un sentimiento de afecto, me reconforta sentir que mi niño interior está presente en mi vida. Él me acerca a la buena vida.