Paso Once XXXI, cuerpo I

La práctica de la meditación me está enseñando a ver mi cuerpo como la parte de mí que me permite tener bienestar. A través del mindfulness consigo tener algún dominio sobre mis pensamientos, cuando son negativos o están descontrolados, la atención plena me permite sentir cómo entra y sale el aire de mi cuerpo; si voy andando, la meditación caminando me permite apartar esos pensamientos negativos, obsesivos, para llevar mi atención a mis pies, sentir cómo se levantan, avanzan, tocan de nuevo el suelo. La meditación me proporciona una salida para que mis pensamientos no tomen el control, me ayuda a que sea yo el que los maneje. Es a través de mi cuerpo como logro desconectar de lo tóxico y conectar con lo saludable. Comienzo a ver que estar presente es estar conectado con mi cuerpo. Mis sentidos es mi otro grupo de ayuda para recuperar el estado de bienestar, en vez de dejar que los pensamientos pululen con preocupaciones, con el pasado, el futuro, proyectos, con ideas disparatadas, mis sentidos logran hacerme volver al presente, los colores, las formas, los olores, los sonidos, los sabores, el contacto con cosas, con personas, lo que percibo son herramientas que me proporciona mi cuerpo para dejar de pensar, con ellos puedo volver al momento presente, al bienestar. Al igual que cuando medito, logro estar atento, concentrado un tiempo y casi sin darme cuenta tener pensamientos, para volver a llevar la atención a la respiración; durante el día me pasa lo mismo, sin darme cuenta dejo que los pensamientos que aparecen, sin que yo haga la intención de tenerlos, pueda apartarlos con solo llevar mi atención a mi cuerpo, a través de la respiración, a través de mis sentidos. Antes de llegar a que mi mente se encuentre bien necesito llegar a mi cuerpo. Mi cuerpo es mi mejor aliado para acercarme a la buena vida.