Los pensamientos son los que me pueden hacer estar bien o estar mal. Si tengo un pensamiento de miedo, preocupación, de rabia, de resentimiento, de temor, de odio, de venganza, de celos, de desconfianza, estaré mal, pero si a través de la meditación, de mindfulness, practico, aprendo a llevar mi atención plena a mi respiración, notar cómo entra el aire en mi cuerpo, cómo llega hasta el final para comenzar a salir, entonces cambio el foco de atención, cambio ese pensamiento que me hace daño por una sensación de bienestar. Esto que es muy sencillo no me vale con querer hacerlo para lograrlo, tengo que practicar, meditando, haciendo mindfulness, sentado, caminando, durante el día en todos los momentos que pueda. Es a través de la práctica cuando podré liberarme de esos pensamientos dañinos para conectar con un estado de bienestar. Lo bueno o malo que me pase depende, no solo de lo externo, sino de cómo lo gestione. Soy yo el que más responsabilidad tengo sobre mi propio bienestar. Pensar, solo es bueno cuando lo hago deliberadamente, el resto de pensamientos estaría mejor sino los tengo; practicar meditación, mindfulness, me hace más libre. La auténtica libertad, esa que solo depende de mí; una libertad donde tomo las riendas de mi vida, de lo que hago, de lo que digo, de lo que escucho, de lo que como, de a dónde voy, de lo que oigo, lo más difícil, de lo que pienso. Esto sería imposible conseguirlo con solo saberlo, necesito practicar todos los días, no como algo obligado, algo que tengo que hacer aunque no me guste; sino algo agradable, momentos donde, a través de mi cuerpo entro en contacto con mi yo más auténtico, más amoroso, mi niño interior. Conectar con él, tranquilizarle para superar juntos los miedos que hicieron que se traicionara dejando de ser él. Ponérmelo fácil, no exponer mis sentidos a lo tóxico; lo que escucho, lo que veo, lo que percibo, lo que como, tengo que ser selectivo, apartarme de lo que me genera pensamientos negativos, percibir más que pensar. Sentir que yo soy el protagonista de mi vida, que deseo tener una vida en libertad. La práctica de la meditación, de mindfulness, me acerca a la buena vida.
