Cada día cuenta “Seguimos haciendo un inventario personal y cuando nos equivocábamos lo admitimos inmediatamente” El Programa me ha ayudado a recuperar el sano juicio que me prometió en el segundo paso. Ahora que creía que en el décimo ya tendría la buena vida veo que cada día tengo que hacer cosas para no hacer daño, a mí, a los demás. Cuando creo que todo me va bien, aparecen nuevas relaciones, nuevas situaciones, nuevas cosas que me llevan al día malo. La diferencia con mi vida de hace unos años es que siento que si aplico mi sano juicio puedo salir antes de esos momentos en que creo que la vida no tiene sentido, que no merece ser vivida. En el paso diez puedo desenmascarar la trampa, todo está en mi cabeza, en la importancia que yo quiera dar a las cosas. Sentir que las cosas malas que me pasen son parte de mi vida, como las buenas; que por estar vivo voy a tener que aceptarlas en algunos casos, afrontarlas en otros con mi única arma, mi sano juicio; no empeorar lo que ya se ha puesto mal, esperar al mejor momento para hacerlo y reparar lo antes posible lo que yo haya empeorado, no esperar a que se solucione solo, a tener razón, evitar el sufrimiento. No puedo esperar que con El Programa se solucionen todos los problemas, que no me pase nada malo pero si puedo esperar vivir por 24 horas, reparar hoy, amar hoy. El paso diez me pide que siga siendo consciente de mi comportamiento ante lo que me pasa, reparar si no he podido evitar hacer daño, el paso diez me acerca a la buena vida.
