Cuando me encuentro en una situación en la que mi ego se siente amenazado, por la pérdida de algo, por un menosprecio, por no conseguir algo que quiero, por lo que sea, esta amenaza me hace saltar una emoción, la veo en mí alterada. Si pongo en práctica las herramientas que me da el programa, como no actuar en ese momento, esperar a que esa emoción se tranquilice para poder afrontar la amenaza más tranquilo, de forma indirecta, sin enfrentamientos, con mano izquierda, sensibilidad hacía mí y hacia la otra persona, buscando la forma adecuada de evitar el conflicto, teniendo paciencia, evitar el aquí y ahora. Viendo la respuesta externa puedo sentir una gran satisfacción si logro no ya solucionar el problema por el que me siento amenazado, sino por gestionarlo para que no me haga daño, aportando mi parte a la solución del problema que no es otro que el que no me perjudique a mí ni a la otra parte. No se trata de que las cosas salgan como yo quiero sino de que las pueda gestionar para que lo que salga no nos haga daño. Esto es lo que me hace estar satisfecho de haber tenido una victoria, haberme sentido libre de mis emociones. Toda la sensación de libertad me produce una gran satisfacción no solo por seguir buscando la buena vida sino por ayudar a los que tienen influencia sobre mí para que también busquen su buena vida.
