El Programa. Paso Siete I

Al comienzo de este paso las recaídas en mis defectos de carácter me obligaban a verme de frente, ya no quería huir de mí como antes, ahora mi arma era la humildad, que me llegaba a través de derrotas continuas; los remordimientos que sentía en las relaciones con los demás me hacían buscar esa humildad, la que me hacía ver que yo solo no podía, la que lograba que me diera cuenta de que el camino para la buena vida no es a través de satisfacer mis deseos sino de poder conocerme para saber lo que me conviene, aceptar mis limitaciones como algo bueno para mí. Conocerme ha sido necesario para recuperar el sano juicio, ese que me permite elegir de entre lo que quiero lo que me conviene. Durante todo este tiempo he sentido innumerables derrotas, ahora sé que cada una de ellas me ha ido acercando a una humildad más auténtica. Gracias a los grupos de personas, que como yo buscan la buena vida, he podido mantenerme activo en este paso, ellos han logrado que mis propósitos los mantenga vivos, los que me han animado a seguir, los que me han ayudado a que mis nuevos comportamientos se conviertan en hábitos. Gracias a mi Poder Superior, Dios, la Naturaleza, he podido desdramatizar mis derrotas, haciéndolas más llevaderas, haciéndome sentir insignificante, derrotarme ante mi ego, ese que no le basta con lo que tengo, quiere más. Ha sido a través de la humildad cuando he pedido ayuda, con ella me he acercado a la buena vida.