Desde que comencé el camino de la buena vida, hay un sentimiento nuevo en mí, es algo que intuía, que no sabía ponerle palabras. Ahora estoy comenzando a darme cuenta, tiene la fuerza de darme tranquilidad interior, esa que emana de saber que estoy haciendo todo lo que puedo para dirigirme hacia las cosas que me convienen, que no me perjudican. Esto que en El Programa se llama sano juicio, lo he estado practicando y con el tiempo se ha ido formando esta sensación, que me da tranquilidad; saber que pase lo que me pase en la vida, de bueno, de malo, estoy haciendo todo lo que puedo por elegir de entre lo que quiero, lo que me conviene. El Programa me habla de recuperación, pero yo estoy teniendo valores, emociones, comportamientos, cosas que antes no tenía; lo que me está pasando es que además de recuperarme de mis enfermedades, estoy creciendo como ser humano, estoy adquiriendo cualidades que antes nunca tuve. Poder sentirme a gusto conmigo, poder ser compasivo conmigo, nada que ver con la auto compasión, esa que es uno de mis peores enemigos. Poder estar tranquilo sabiendo que en todo momento mi inclinación es a tomar buenas decisiones para mí, muy lejos de la autodestrucción que antes padecía. Ese sentimiento del que hablo me reconforta al darme una idea de que si sigo en este camino, no sé a dónde llegaré pero me hace sentir que el tiempo está a mi favor, que con el tiempo mejorará mi forma de tratarme, de tratar a los demás, de acercarme a la buena vida.
